LA DISTORSIÓN DE LA CULTURA DE “FE Y…”


Hoy veremos una sexta distorsión muy común del evangelio de Jesús. Esta distorsión declara que la Fe y ‘algo mas’ es necesario/suficiente para mi salvación”.

Algo así como que la fe y mis buenas obras, la fe y mi servicio, la fe y mis sufrimientos (a los que ademas le llamamos “mi cruz” y es por cierto otra distorsión terrible), la fe y mi religiosidad, la fe y mi adecuado entendimiento acerca de Dios, etc. me salvan.

Es muy común que no podamos entender y nos resistamos a creer que Dios puede darnos el regalo de salvación sin que tengamos que ganárnoslo, es decir, de manera gratuita. Dado que nuestra naturaleza pecaminosa clama por independencia y control, nosotros queremos estar involucrados en nuestra salvación, hacer algo por nosotros mismos y controlarla. Pero la verdad es que nosotros no podemos añadir ni una sola cosa a la obra y la persona de Jesucristo. Es un hecho: nuestros pecados son perdonados, la muerte está vencida, el mal está derrotado, nuestra enemistad con Dios está abolida, todo por Jesús, mediante Jesús, gracias a Jesús y sólo en Jesús.

La Palabra de Dios lo dice muchas veces, hoy solo mostraré dos de ellas:

“No desecho la gracia de Dios. 
Si la justicia se obtuviera mediante la ley (obras), 
Cristo habría muerto en vano».” 
Gálatas 2:21
Es decir: 
Ya estábamos advertidos: la paga del pecado es muerte, o sea que morir por los pecados es justo...
Gracia, por su parte, es recibir algo que no merecemos...

Jesús es nuestra justicia, al tomar nuestro lugar, morir por nosotros e imputarnos su justicia aunque no la merezcamos.

Creer de otra manera, equivale a desechar la gracia de Dios.

También te dejo este pasaje que te pido leas con calma y distingas no solo lo que Jesús le dice a uno de los malhechores que estaban colgados a su lado con él, aquel día en el Gólgota, en las afueras de los muros de Jerusalén, sino sobre todo lo que NO le dice:

“Resulta que había sobre él (Jesús) un letrero, que decía: «Este es el Rey de los judíos».
Uno de los criminales allí colgados empezó a insultarlo:
―¿No eres tú el Cristo? ¡Sálvate a ti mismo y a nosotros!
Pero el otro criminal lo reprendió:
―¿Ni siquiera temor de Dios tienes, aunque sufres la misma condena? En nuestro caso, el castigo es justo, pues sufrimos lo que merecen nuestros delitos; este, en cambio, no ha hecho nada malo.
Luego dijo: ―Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.
Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso —le contestó Jesús.
Lucas 23:38-43

¡El “otro criminal” llegaría al cielo ese mismo día al haber reconocido genuinamente a Jesús como Dios y Salvador! ¡¡¡Salvado por fe, no por obras!!! (tal como dice Efesios 2:8-9)

Vuelve a leer Juan 3:16-17

“»Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.” 
Juan 3:16-17

¡Qué amor tan extravagante!

Así queda desmantelada la distorsión de la cultura de “Fe y…”

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