REALMENTE EL ES SEÑOR DE NUESTRAS VIDAS?
Cuídame, oh Dios, porque en ti confío.
2 Yo declaro, Señor, que tú eres mi dueño;
que sin ti no tengo ningún bien.
3 Poderosos son los dioses del país,
según todos los que en ellos se complacen.
4 ¡Pero grandes dolores esperan a sus seguidores!
¡Jamás derramaré ante ellos ofrendas de sangre,
ni mis labios pronunciarán sus nombres!
5 Tú, Señor, eres mi copa y mi herencia;
tú eres quien me sostiene.
6 Por suerte recibí una bella herencia;
hermosa es la heredad que me asignaste.
7 Por eso te bendigo, Señor,
pues siempre me aconsejas,
y aun de noche me reprendes.
8 Todo el tiempo pienso en ti, Señor;
contigo a mi derecha, jamás caeré.
9 Gran regocijo hay en mi corazón y en mi alma;
todo mi ser siente una gran confianza,
10 porque no me abandonarás en el sepulcro,
¡no dejarás que sufra corrupción quien te es fiel.
11 Tú me enseñas el camino de la vida;
con tu presencia me llenas de alegría;
¡estando a tu lado seré siempre dichoso!
El tema que David desarrolla en este salmo está relacionado con la resurrección del Mesías. Son Salmos considerados proféticos. Aquí podemos ver claramente:
Como vivió Jesucristo:
8 Todo el tiempo pienso en ti, Señor;
contigo a mi derecha, jamás caeré.
Como enfrentó Su muerte:
9 Gran regocijo hay en mi corazón y en mi alma;
todo mi ser siente una gran confianza,
Su resurrección:
10 porque no me abandonarás en el sepulcro,
¡no dejarás que sufra corrupción quien te es fiel.
y Su ascensión:
11 Tú me enseñas el camino de la vida;
con tu presencia me llenas de alegría;
¡estando a tu lado seré siempre dichoso!
Este es el Salmo de la resurrección de nuestro Señor Jesucristo y fue el mensaje central del Apóstol Pedro en el día de Pentecostés (Hechos 2), de la misma manera el Apóstol Pablo lo citó en Hechos 13:35-37.
Aun cuando estos Salmos hablan primordialmente de nuestro Señor Jesucristo, el Salmista describe la relación que tenía con su SEÑOR (DIOS). Esto puede ayudarnos a entender de igual manera nuestras experiencias de vida: temores, angustias, temor a la muerte, soledad, recibir el perdón de Dios, etc . y el tipo de relación que tenemos con nuestro SEÑOR. Cabe entonces esta pregunta para nuestra reflexión:
¿Realmente EL es el SEÑOR de nuestras vidas?...
o simplemente nos relacionamos con EL o lo buscamos cuando: estamos angustiados, enfermos, tribulados o quizás para portar una etiqueta religiosa…
Si EL es nuestro SEÑOR, entonces EL es dueño de todo lo que poseemos, está a cargo y ejerce la autoridad suprema en nuestras vidas. Esto implica dependencia, obediencia, respeto, sumisión, no con miedo sino con profundo amor por todo lo que EL ha hecho por nosotros.
Si analizamos nuestra vida en relación con la Palabra, nos daremos cuenta de que nos cuesta que Jesucristo sea realmente Señor de nuestras vidas, porque hacemos cosas y tomamos decisiones, sin tomar en cuenta a esa relación de señorío entre Cristo Jesús y nosotros. Lamentablemente muchos quieren un Salvador, pero no un Señor. Si Él no es el # 1 en tu vida, no es tu Señor. Si Dios es tu Señor, sírvele con excelencia. Todo lo que hagas, hazlo como para el Señor.
Entonces tal como David, declara de corazón que el Señor, es tu dueño; que no sucumbirás a otros ídolos o diosecillos en este mundo, que no le servirás, ni te arrodillaras, ni siquiera pronunciaras sus nombres. TODO lo tienes en DIOS, EL es tu herencia maravillosa en la eternidad, EL té guía, te protege, te sustenta, te consuela, te ama más que nadie y por eso lo bendices diariamente. EL te lleva de la mano y te enseña el único y verdadero camino de vida: JESUCRISTO
Jesús le dijo:
«Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
Juan 14:6
David estaba muy claro y miraba hacia Aquel que vendría de su linaje, a aquel de quien podía decir: "Ésta es toda mi salvación".
Hoy nuestras miradas solo tienen que tornarse a EL
NUESTRO SEÑOR
en donde está
¡TODA NUESTRA SALVACION!
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