PARA HABITAR EN EL MONTE DE DIOS


Salmos 15
15 Señor, ¿quién puede vivir en tu templo?
¿Quién puede habitar en tu santo monte?

2 El que vive rectamente y practica la justicia,
el que es sincero consigo mismo,

3 el que no calumnia con la lengua,
ni perjudica a sus amigos,
ni procura el mal de su vecino;

4 el que desprecia al que Dios desprecia,
pero honra al que da honra a Dios;
el que cumple sus promesas aunque salga perjudicado.

5 El que no presta dinero con interés,
ni acepta soborno en contra del inocente.
El que así vive, jamás caerá.

Esta es una o quizás la pregunta más trascendental en nuestras vidas. De su respuesta y nuestra actitud dependerá donde pasaremos la vida eterna. Por cierto les comento, tal y como una vez mi pastor me dijo, la vida eterna está asegurada, lo importante es saber dónde la vamos a pasar, adorando a Dios o en compañía de su enemigo – Satanás.

Este Salmo describe a un verdadero hijo de Dios. Este debe ser reconocido en su vida cotidiana, no simplemente limitarse a cumplir y actuar en la iglesia, cantar alabanzas, o medido por cuanto deposita en la cesta de la ofrenda, etc. Este Salmo es un retrato con las caracteristicas de un verdadero discipulo y pudiera tomarse como un espejo para que lo comparemos con nuestra propia imagen.

Siendo muy honesto les confieso que traté de verme en cada uno de estos versículos y desafortunadamente no puedo decir que estoy 100% reflejado en ellos. Efectivamente y como lo he comentado, nuestra naturaleza nos impulsa a salirnos del camino de Dios y a tropezar constantemente sea gracias a nuestras propias decisiones o en ocasiones, cuando le abrimos la puerta al enemigo.

El Salmista contesta de una manera clara y precisa a la pregunta que se plantea en el salmo y a pesar de que lo que se presenta no constituye los requisitos para alcanzar la salvación, ya que sabemos que esta se alcanza solamente por gracia mediante la fe en Jesucristo.

"8 Ciertamente la gracia de Dios los ha salvado por medio de la fe.
Ésta no nació de ustedes, sino que es un don de Dios; 
9 ni es resultado de las obras, para que nadie se vanaglorie" 
Efesios 2:8-9

Es el fruto de una fe activa que va transformando y santificando nuestra naturaleza. Si la gracia no ha transformado nuestra vida entonces tampoco ha salvado nuestra alma. Se trata de caminar en buenas obras como fruto de una fe genuina.(Stgo. 2:17).

Como dijo el apóstol Santiago: Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. De la misma manera lo expresó Juan Calvino: "La fe sola salva, pero la fe que salva, no está sola".

La gran pregunta del Salmista era: 

¿Quién va a estar ante la presencia de Dios? 

Y la respuesta es: 

Quienes han tenido una fe genuina en Dios, 
quienes han aceptado el regalo de salvación 
por medio de la fe en Jesucristo 
y Su obra redentora en la cruz,
quienes este gesto de amor de nuestro Padre Celestial 
les ha producido una profunda convicción,
que los lleva al arrepentimiento 
y a un cambio radical en sus vidas 
para producir obras de valor eterno y agradables a Dios.

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