ALINEAMIENTO Y COBERTURA DIVINA (III)


Hemos ido descubriendo la cobertura y liderazgo en el esquema de Dios. Cristo está bajo la cobertura de Dios y el hombre cubre a la mujer porque CRISTO cubre al hombre.

Es muy común, en nuestras sociedades machistas, que se espere que todo el mundo, y en particular en el matrimonio, la mujer rinda cuentas al hombre. Si el hombre espera que la mujer le rinda cuentas, ella debería ver que el es un ejemplo de ese principio rindiéndole también el cuentas a Dios. Lo que muchos hombres hacen es desacatar la autoridad de Cristo sobre ellos, pero esperan que la mujer con la que viven los respete como su cabeza.

Como vimos en pasadas entregas, Dios gobierna su mundo por medio de sus representantes. Sin embargo cuando estos no se alinean debidamente bajo SU cobertura y guía, Su poder, presencia y autoridad, volcadas en ellos, quedan comprometidas o se pierden. En 1 Corintios 11:3, Pablo se dirige a los hombres cristianos cuando señala: "la cabeza de todo hombre es Cristo". Por lo tanto, todo hombre cristiano tiene una cabeza: Cristo. Él nos cubre, nos sostiene, nos guía y es a quien debemos rendir cuentas. Ningún hombre cristiano es autónomo. Cuando aprendemos a sujetar nuestra condición de hombres al Señorío de Jesucristo, comenzamos a poner en práctica los principios básicos de la hombría desde una perspectiva divina.

Cerraremos el tema de lo que significa ser cabeza bajo los parámetros determinados por Dios. Las preguntas automáticamente saltan: Pero...

¿Cuál es el significado de ser la cabeza de la familia bajo el contexto bíblico?, 

¿Qué modelo de liderazgo debemos seguir?. 

Para responder a la primera interrogante,
  • Debemos entender que El hombre no es el rey del hogar. Es Cristo quien tiene que ser el Rey y nosotros los líderes delegados bajo la cobertura de Cristo. 
  • Debemos dar el ejemplo. De esta manera seremos seguidos debido a nuestro ejemplo de vida correcta según la Biblia. 
  • Debemos ser servidores. El líder no está para recibir beneficios sino para servir a quienes están bajo su cuidado. Aun cuando el servicio más obvio del hombre es proveer para su hogar, no solo somos responsables de lo material sino también de sentar las bases para el crecimiento espiritual de quienes están bajo nuestro cuidado.
  • Debemos ser dignos de confianza. Un buen líder cultiva una confianza mutua. Nosotros estamos bajo Cristo, y Él requiere que cumplamos con nuestras esposas o seres queridos, tal y como EL cumple con nosotros.
  • Debemos inspirar y animar. Como líderes conozcamos a quienes están bajo nuestro cuidado. Tengamos en cuenta que pueden sufrir el mismo cansancio que experimentamos, seamos pacientes, reconozcamos sus esfuerzos y siempre estemos allí para alentarnos en este largo camino.
  • Debemos ser justos y no tiranos. Se que es difícil pues somos humanos y cometemos errores constantemente, de allí la importancia de mantenernos en oración y buscando guía en la Palabra de Dios.
  • Debemos señalar el camino correcto. Siempre atentos, dirigiendo nuestra familia bajo los principios divinos. Siempre listos para revisarnos a nosotros mismos y corregir a nuestros seres queridos con autoridad pero en amor.
La respuesta a la última pregunta es sencilla y nos lo ratifica La Escritura,

Debemos seguir el modelo de Jesucristo. 

Señores, somos los sacerdotes de nuestro hogar. Como tal es nuestra responsabilidad el estar preparados para guiar a nuestras esposas, hijos, familiares en las dudas espirituales que puedan tener. Somos la cabeza espiritual de nuestro hogar, pastores de nuestras esposas e hijos. Un componente primordial de ser pastor/sacerdote es pensar en lo que necesitan las personas bajo su cuidado para crecer espiritualmente y asegurarse de proveer todo lo necesario para que maduren en la fe. Esto se traduce en guiar, discipular constantemente, mediar, aconsejar (escuchando con empatía y sabiduría), supervisar y proteger. Así como el Pastor de la Iglesia tiene que tomar seriamente su rol y sus responsabilidades, nosotros, como sacerdotes de nuestros hogares y hombres del Reino, debemos crear un ambiente en el que nuestras esposas, hijos y aquellos que Dios ha dispuesto en nuestro camino, busquen nuestro liderazgo y cobertura espiritual.

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