EL CLAMOR DE UN HIJO DE DIOS
Salmos 12
1 ¡Sálvanos, Señor, pues ya no hay gente piadosa! ¡Ya no hay en este mundo gente fiel!
2 Unos a otros se dicen mentiras; se hablan con labios zalameros e hipócritas.
3 Pero tú, Señor, destruirás todos esos labios; acabarás con toda lengua jactanciosa,
4 que dice: «Con nuestra lengua venceremos. Con los labios que tenemos, ¿quién puede dominarnos?»
5 Tú, Señor, has dicho: «Tanto se oprime a los pobres, y es tanto el clamor de los humildes, que ahora voy a levantarme para acudir en su ayuda.»
6 Las palabras del Señor son puras. Son perfectamente puras, como la plata refinada en el crisol!
7 Tú, Señor, nos protegerás; nos salvarás para siempre de esta generación,
8 aun cuando los malvados estén al acecho y la humanidad siga exaltando la vileza.
No es una noticia nueva para nadie que vivimos en un mundo donde, cada día que pasa, los valores y principios cristianos son degradados, relegados, cuestionados y descalificados. Desafortunadamente nos desenvolvemos en una sociedad donde se han enaltecido “valores” que impulsan la vileza, los vicios y la infidelidad; donde se aplaude el tomar ventaja de otros, se elogia el “ser más vivo” y en general se estimulan acciones que nos alejan de ser imagen y semejanza de nuestro Creador.
Vivimos en una era en la cual alguien nos habla, nos presenta una información y verdaderamente no sabemos si esta es o no real. Así como el salmista David lo expresa en el primer párrafo, alguna vez en nuestras vidas hemos expresado o llegado a la conclusión de que “ya no podemos creer en nadie".
En ocasiones, nos hemos enfrentado a situaciones donde se nos difama, menosprecia o simplemente por ser correctos, otros han sido “más vivos que nosotros” y han tomado ventaja. ¡Qué situación tan crítica y a la vez lamentable!
Es un problema con el cual el ser humano ha lidiado desde siempre, tal y como lo refleja el apóstol Santiago:
“7 El ser humano sabe domar y, en efecto, ha domado toda clase de fieras, de aves, de reptiles y de bestias marinas; 8 pero nadie puede domar la lengua. Es un mal irrefrenable, lleno de veneno mortal. 9 Con la lengua bendecimos a nuestro Señor y Padre, y con ella maldecimos a las personas, creadas a imagen de Dios. 10 De una misma boca salen bendición y maldición.
Hermanos míos, esto no debe ser así” Santiago 3:7-9
Muchas personas nunca han podido controlar o han perdido el control de sus lenguas y esto es sumamente peligroso. Lo que expresamos puede tener un impacto sobre nosotros y aquellos que están a nuestro alrededor. Hemos tomado muy a la ligera el “expresarnos”, de allí que la gente tiende a ofender, difamar, calumniar y en general hablar banalidades sin ningún reparo.
Vemos entonces que las circunstancias que David estaba viviendo eran similares a las nuestras. Él habitaba en un lugar donde cada día había menos personas que honraban a Dios y convivía en medio de una sociedad donde se exaltaba la vileza.
Esta situación fue para David, y es ahora para nosotros, muy difícil de sobrellevar, de allí que el primer reflejo de David es pedir ayuda a Dios y es lo que nos enseña en este salmo.
¡Sálvanos, Señor! Es el clamor de un hijo de Dios ante circunstancias que escapan de su control y se da cuenta que su única ayuda proviene del Señor.
Dios le responde a David y responde a sus hijos que con corazón sincero claman a ÉL:
ÉL intervendrá y te protegerá
“voy a levantarme para acudir en su ayuda”
ÉL té purificará con SU PALABRA
“Las palabras del Señor son puras. Son perfectamente puras”
No nos desanimemos por las situaciones y circunstancias que enfrentemos. Si estamos viviendo situaciones similares a las de David, es importante el recordar que ÉL es nuestro refugio y protección.
Recordemos que luchamos desde la victoria, que nuestro Dios es más grande que los gigantes que podamos enfrentar, que la respuesta a nuestros problemas descansa en ÉL, y sobre todas las cosas que ÉL es Sabio y Soberano.
No nos preocupemos tanto por el enemigo, no tratemos de derrotarlo, sino que pongamos nuestros ojos en el Señor y digamos como David:
¡Sálvanos, Señor!
Sin lugar a dudas veremos a nuestro Rey manifestándose en nuestras vidas en el tiempo perfecto.
"Tú, Señor, nos protegerás y nos salvarásaun cuando los malvados estén al acechoy la humanidad siga exaltando la vileza"
Descansemos en la soberanía y sabiduría de Dios.
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por participar en esta pagina.