UNA VIDA CRISTIANA GENUINA
Hermanos,
Hemos visto como el estilo y calidad de vida del ser humano se ha desarrollado exponencialmente. Nuestro nivel material de vida ha ido subiendo en comparación al que llevaban nuestros padres o abuelos. De igual forma, contrariamente a lo esperado, hay muchas personas que perciben que a pesar de su evolución económica algo no está bien en sus vidas. Efectivamente pudiéramos decir que hemos evolucionado, económicamente hablando, en relación con nuestros padres, sin embargo quizás no sentimos que vivimos una vida mejor que la que vivieron ellos.
Entonces… ¿Qué es lo que está pasando?
Son muchos, muy variados y de diversa índole los factores que influyen negativamente sobre los valores sociales en general, y los valores cristianos en particular. Esto ha generado la adopción de valores degradados los cuales lamentablemente han sido adoptados por la mayoría de las personas en una sociedad dominada por la perspectiva secular. En este sentido de acuerdo al Dr. Francis Shaeffer “la mayoría de las personas hoy en día han adaptado valores empobrecidos tales como la tranquilidad personal y la abundancia”. Esto puede explicar en gran parte lo que está sucediendo actualmente en el mundo.
Básicamente lo que dice Shaeffer es que vivimos en un mundo dominado por personas a las cuales les gusta vivir sus vidas sin ser incomodados, que les permitan tener sus propios patrones de vida sin interferencia alguna, desconociendo su efecto e influencia sobre la vida de sus hijos, nietos o personas en su entorno. Viven una abrumadora y siempre creciente prosperidad. Un éxito relacionado con la capacidad de obtener posesiones materiales. Lamentablemente esto está afectando a los cristianos en general, generando una escala de valores empobrecidos que promueven "cristianos de etiqueta."
¿Qué significa ser cristiano de etiqueta?: “Es la búsqueda del Dios que queremos en lugar del Dios que es. Es la tendencia a ser superficial en nuestra comprensión de Dios, queriendo que sea más un abuelito gentil que nos malcríe y nos deje hacer lo que deseamos. Es sentir la necesidad de Dios pero según nuestras propias condiciones. Es el Dios que tenemos subrayado en nuestra Biblia sin el resto de lo que Él es, un Dios relativo en lugar de un Dios Absoluto. Un Dios convertible”. – Patrick Morley.
El cristiano de etiqueta pretende que Dios le asegure tranquilidad y prosperidad como muestra de que Él es amor. En esta línea de pensamiento Dios es amor, pero no es santo.
Por otro lado está el cristiano genuino, aquel que vive explorando, comprendiendo y caminando en la Palabra de Dios. El cristiano genuino confía en Cristo y solo en Cristo para alcanzar la salvación. Como consecuencia de su fe salvadora y en agradecimiento a la Gracia de Dios, desea con fervor ser obediente y agradar con su vida a Dios a través de sus obras.
Viendo estos dos “tipos de cristianos” podemos concluir que la gente que se relaciona con Cristo, se ubica en dos amplias categorías: los cristianos genuinos y los cristianos de etiqueta.
Esta es una realidad que nos afecta a todos hermanos. Comparto estas notas con la única intención de despertarnos mutuamente del letargo en que pudiéramos haber caído como consecuencia de nuestro ritmo de vida actual y de la influencia negativa que atentan contra nuestros valores cristianos.
Hagamos un alto en nuestras vidas, tomemos conciencia, revisemos nuestros corazones y nuestras acciones en esta vida.
Preguntémonos:
- ¿Hasta qué punto estos valores: tranquilidad, abundancia y el cristianismo de etiqueta describen nuestra propia realidad?
- ¿Tenemos una vida cristiana genuina? - Nos enfocamos en Cristo. En SU obra de redención en la cruz. Si no veo obediencia en mi vida ni amor, ni pongo en práctica Su Palabra nos debemos preguntar si lo conocemos verdaderamente.
“El que oye la palabra pero no la pone en práctica es como el que se mira a sí mismo en un espejo: se ve a sí mismo, pero en cuanto se va, se olvida de cómo es.
Santiago 1:23-24
La buena noticia es que Dios nos ama con amor eterno y está siempre dispuesto a recibir un corazón sinceramente arrepentido.
¿Estas respirando?...
Entonces... ¡Aún hay tiempo para retomar tu senda!
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