Y USTEDES, QUIÉN DICEN QUE SOY YO?

«Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: 
«¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre?» 
Ellos dijeron: «Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, que es Elías; 
y otros, que es Jeremías o alguno de los profetas.»
 Él les preguntó: 
«Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?»
Mateo 16:13-15

Nos acercamos a nuestra mayor celebración como cristianos: La Pascua. En esta época del año se incrementan los mensajes religiosos, los propósitos de caridad, misericordia y perdón, nos acercamos más a las iglesias para cumplir con las ceremonias, etc. Todo eso en si es importante y muy bueno, sin embargo, debería ser algo mas común y menos extraordinario. No circunscrito en solo cuarenta de los 365 días del año. No me malinterpreten, como dije, no estoy en contra de eso, lo que pienso es que debería ser nuestra forma de vivir, la manera normal de correlacionarnos, nuestro testimonio diario de agradecimiento por el regalo inmerecido (GRACIA) que Dios nos presenta y no encuadrarlo en unas pocas semanas, para luego volver a nuestra vida "normal".

Muchos nos llamamos cristianos y vivimos nuestras vidas muy en la superficie, sin un conocimiento real de nuestro Señor y Salvador. Buscamos mantenernos en religiosidad, cumpliendo normas y ritos, trabajando para ganarnos el cielo, o simplemente creyendo en un "dios"  de acuerdo con lo que nos han contado o de acuerdo con nuestra imagen, semejanza y conveniencia. De esta manera, no valoramos lo suficiente lo que es la salvación que restaura nuestra relación, rota por el pecado, con un Dios que es Santo, Santo, Santo.

La triste realidad es que no entendemos la profundidad y el costo real de ser salvos. Aun cuando toda la humanidad podría ser salva -puesto que la oferta de aceptar y seguir a Jesús no es excluyente- solo aquellos que creen en Jesús, se arrepienten y lo confiesan como su Señor y Salvador lo son. Y aunque parece muy fácil, Jesús pagó un precio inmensamente alto:

¡TODA SU SANGRE!

En unas pocas semanas estaremos conmemorando la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Es una ocasión que debe invitarnos a reflexionar profundamente acerca de lo que realmente pasó en y mediante la cruz, de lo que significa para la humanidad en general y nosotros en particular, y del impacto de ese grandioso evento en nuestras vidas.

Medita en estas preguntas con un corazón honesto, abierto y sincero:
  • ¿Para qué y por quién crees que Cristo murió?
  • ¿Qué piensas que pasó en la Cruz? y ¿Qué significa ese hecho en tu vida?
  • ¿Crees que el sacrificio de Jesucristo fue suficiente, o solo una buena cuota inicial?
  • ¿Por qué las últimas palabras de Jesús fueron “Consumado es” ?
  • ¿Si hubiera otro camino para ir al cielo (obras de caridad, ritos, etc.), entonces no crees que Cristo murió en vano en la Cruz?
  • ¿Crees que Jesucristo, busca una relación directa y personal contigo?
  • ¿Quien  es Jesucristo para ti?

Te invito a que busques un momento a solas, sin ninguna distracción y establece una conversación honesta, sincera, sin palabras rebuscadas ni religiosas, solo se tú, ábrele a Jesús tu corazón. Es una conversación que tendrás con:
  • Quien estuvo mirándonos desde esa cruz del Calvario,
  • Quien voluntariamente cambió su corona de oro por una de espina,
  • Quien siendo Rey de reyes se sometió al escarnio y a la humillación por ti y por mí,
  • Quien era el único capaz y ávido de pagar el precio por mi pecado y tu pecado,
  • Quien era el único sacrificio aceptable a Dios, confirmándolo al vencer a la muerte y resucitar para sentarse a la diestra del Padre e interceder por ti y por mí siempre,
  • Quien permitió que las cortinas del templo se rasgaran para darnos acceso directo al Padre sin intermediarios,
  • Quien nos amó y nos ama aun siendo pecadores y acepto la paga de tu pecado y el mío, tomando nuestro lugar en esa cruz del Calvario,
  • Quien al expirar su último aliento expreso " Telestai" - "Consumado es" ya todo está pagado, todo está cumplido, no hay más nada que hacer.
Jesús hace una pregunta muy sencilla y directa a sus discípulos, ellos respondieron basados en los conocimientos de su época, de hecho ni se imaginaban lo que estaba por suceder. Las respuestas más comunes entre los no creyentes de nuestra era cuando se pregunta acerca de Jesús, son que: Jesús fue un profeta, un gran maestro, un buen hombre, un líder religioso, un hombre de pensamientos radicales en su época, etc.

Lo cierto es que nosotros fuimos bendecidos con la Palabra de Dios, y conocemos la historia completa, sin embargo esa misma pregunta, de inmensa connotación y gran trascendencia para nuestras vidas, aún está vigente para quienes nos llamamos cristianos e hijos de Dios.

«Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?»

Nuestra sincera y honesta respuesta nos señalará 
si ÉL es realmente el SEÑOR de nuestra vida 
 y 
nuestro SALVADOR.

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