CREADOS PARA LA GRANDEZA - Parte 2

Como vimos en la entrega anterior, Dios quiere que seamos grandes.

Si revisamos en Génesis 18:17-18 "...el Señor estaba pensando:...Es un hecho que Abraham se convertirá en una nación grande y poderosa..." Antes de eso en Génesis 12:2, Dios le dice directamente a Abraham " ...haré famoso tu nombre, y serás una bendición" - Dios menciona a Abraham no solo como un gran hombre, sino también como una gran nación. En 2 Samuel 7:9 - Dios le dice lo mismo a David "Yo he estado contigo por dondequiera que has ido, ...Y ahora voy a hacerte tan famoso como los más grandes de la tierra." 

Es importante considerar que era Dios el que hablaba, era Dios quien se aseguraría de que estos hombres fueran conocidos para siempre como GRANDES.

Me imagino que estarás pensando, "¡pero no soy ni Abraham ni David! Dios le dijo esas cosas a ellos no a mí..." Te equivocas, como me equivoqué yo. ¡Si lo hizo! - Jesús nos lo dijo:

"Ciertamente les aseguro que el que cree en mí 
las obras que yo hago también él las hará, 
y aun las hará mayores, 
porque yo vuelvo al Padre."
Juan 14:12

El ministerio de Jesús en la tierra se desarrolló a unos pocos cientos de kilómetros desde su lugar de nacimiento. Pero los hombres que lo acompañaron y creyeron en Él, esparcieron el evangelio alrededor del mundo, impactándolo de una manera sin precedentes Esta es una realidad poderosa que no quiero que perdamos. Dios no tiene ningún problema con la grandeza.

Lo importante es saber que la verdadera grandeza implica:
  • Identificar y analizar los dones, talentos, habilidades y capacidades que Dios nos dio.
  • Potenciarlos al máximo para expandir su impacto sobre los demás.
  • Participar en la obra de Dios para expandir Su Reino (de este lado del cielo).
El plan de Dios es promover su Reino, y para hacerlo, está buscando hombres que se pongan a la altura de las circunstancias. Para estar a esa altura, primero tenemos que:
  • Aprobarnos a nosotros mismos.
  • Darnos permiso de desearlo.
Hay demasiadas personas que se contentan con ser espectadores. Se conforman solo con estar tranquilos con una vida rutinaria. Otras que piensan en la grandeza según el modelo del mundo y no el de Dios.

Comparto esta ilustración que leí del Dr Evans: Imagínense que unos ladrones entran en una joyería y en lugar de robar lo que hacen es intercambiar las etiquetas de los Rolex de 10.000 $ para colocarlas en los Timex de 100 $ y así con el resto de las joyas. Cuando los clientes compren gastarían la mayor cantidad de dinero en los artículos menos valiosos y viceversa. Vivimos en una cultura que ha cambiado las etiquetas del precio de la grandeza. Le ha dado más valor al estilo de vida ostentoso, mientras que al carácter tiene un precio muy bajo. Tiene más valor un carro o carrera profesional que la honestidad, la integridad o la familia.

Dios quiere que seamos grandes, siempre y cuando la grandeza esté sujeta a Su autoridad y se exprese en un esfuerzo por reflejar Su gloria. Quizás esto no es valioso para el mundo, pero es invalorable para la eternidad.

Entender la verdadera grandeza es la clave para vivir todo aquello para lo cual fuimos creados.

La semana próxima seguiremos ahondando en el tema.

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