DEMOS EL PRIMER PASO PARA UN CAMBIO!

Apreciados hermanos,

En este año que ha culminado, el Señor me ha mostrado en una forma impresionante el impacto que como hombres podemos tener en la vida de quienes nos rodean.

He visto el rostro de la angustia, del miedo, de la incertidumbre, del abandono que experimentan mujeres de todas las edades y estrato social como consecuencias del comportamiento, activo o pasivo, de hombres que se cruzaron o están en sus vidas. He visto como jóvenes, por falta de guía en amor o la pasividad de un padre, han perdido su norte y su porvenir. He visto como parejas, viven un infierno día a día, como consecuencia de un hombre con un alma seca e irresponsable. Es sorprendente cómo un ser humano puede sacar lo mejor de otra persona, sin embargo,  es aterrador ver cómo también , con sus acciones y palabras,  puede enterrarla en vida.

Hombres, estemos de acuerdo o no, tenemos un rol y unos estándares bien definidos en el Reino de Dios. Nuestra responsabilidad es conocerlos, entenderlos y caminarlos para nuestro bien y el de aquellos que nos rodean.

Muchos hombres fueron criados bajo un estereotipo masculino definido como una figura imponente, enfocada al logro de metas, impenetrable, poco expresivo -pues es muestra de debilidad-,proveedor, que deja la responsabilidad del hogar a la esposa, ya que esto no es realmente "masculino". Una conversación de hombres en torno a los aspectos espirituales no es muy común y tampoco es interesante, pues son tópicos generalmente manejados por mujeres, por nuestras esposas. Esta actitud, desafortunadamente nos ha ido alejando más y más de conocer que quiere Dios del hombre de este lado del cielo.

Lo triste es que, por desconocimiento o simplemente comodidad, hemos bajado los estándares de Dios, ¡Sí! así es, Dios tiene un estándar, Él tiene una meta, su Reino es la meta.

Hace algunos años, leyendo a Tony Evans, me encontré con una imagen que nos explica claramente esto. Me explico, si un jugador de basketball tuviera dificultad para llegar a la cesta, él tendría dos opciones para alcanzarla: La primera sería perseverar hasta lograrlo, la otra, bajarla un poco. Lamentablemente muchos hombres han escogido "bajar la cesta", bajar su estándar y se felicitan pues han alcanzado los objetivos de su vida.

Lo triste es que eso no solo nos afecta personalmente sino que tiene un impacto que trasciende nuestro entorno directo, lo vemos reflejado diariamente en nuestras familias, nuestros vecinos, nuestras comunidades, nuestras iglesias, nuestros gobiernos, nuestros países y así al mundo entero

¿Las consecuencias?

Padres irresponsables, hombres maltratadores, promiscuos, despilfarradores, con baja estima, violencia familiar, divorcios, hijos descarriados, etc.

¿Las víctimas?

Nuestras esposas, hijos, familia, amigos, compañeros de trabajo, la sociedad, nuestro pais...¡la lista es larga!

¿Y nos preguntamos porque nuestra sociedad está así?

Decimos que la situación de nuestro país o la sociedad está mal,

¿y qué hacemos?

Buscar un culpable es lo común, sea la influencia externa, la moda o -por qué no decirlo- el gobierno.

¿Y qué estamos haciendo los hombres para iniciar un cambio
desde el núcleo de la sociedad: la familia?

Efectivamente necesitamos un cambio, nuestra sociedad clama por un cambio de rumbo, pero esto no ocurrirá a menos que los hombres volvamos a elevar los estándares hasta donde Dios los había establecido originalmente. Te aseguro que reduciremos las victimas e impactaremos nuestra sociedad para beneficio de todos y sobre todo para la Gloria de Dios.

Mi único objetivo con esta serie de mensajes, dirigido especialmente a los hombres, es compartir con cada uno de ustedes el tesoro que Dios me ha dado. Jesús nos habla de este tesoro y lo llama el Reino de Dios. Él nos dice que es invalorable y que nada debería distraernos de obtenerlo. Este Reino tiene principios, pactos, responsabilidades, privilegios, derechos, ética, cobertura y autoridad.

Como dije anteriormente, la principal razón por la cual muchos de nosotros vivimos sin este tesoro es porque no lo entendemos, no lo buscamos o nos hemos conformado con baratijas (carreras, propiedades, apariencia, búsqueda de la "riqueza" a cualquier costo...,sé que pueden agregar mucho más). Todo esto no es malo por sí mismo, a menos que nos desvíe de nuestro principal objetivo que debe ser la búsqueda de ese Tesoro - El Reino de Dios.

¿Qué puedes hacer para cambiar la situación?...

Comienza por buscar ese tesoro en la Palabra de Dios, deja de conformarte con baratijas sin trascendencia eterna. Tienes una enorme responsabilidad para contigo, tus seres queridos y tu descendencia.

Como dice parte de la letra de una canción de un grupo cristiano que escucho bastante (Casting Crowns):
"Fuimos hechos para ser valientes...
Fuimos hechos para liderar el camino...
Éramos guerreros en el frente...
pero ahora estamos viendo desde la banca como nuestras familias se hunden..."

Retomemos nuestro lugar, nuestro llamado como hombres de Dios. De observadores volvamos a ser guerreros y luchemos por nuestras familias y seres queridos. Esto lo lograremos solo de rodillas ante Dios con nuestros brazos, corazón y mirada hacia El Señor. Bajo sus principios, cobertura y guía, hermanos.

BUSCA CONOCERLO, ENTENDER SU PALABRA 
Y VOLUNTAD EN TU VIDA.

¡ATRÉVETE A DAR EL PRIMER PASO!

"Bienaventurado el hombre que
no anda en compañía de malvados,
ni se detiene a hablar con pecadores,
ni se sienta a conversar con blasfemos.
Que, por el contrario,
se deleita en la ley del Señor, y día y noche medita en ella.
Ese hombre es como un árbol plantado junto a los arroyos:
llegado el momento da su fruto, y sus hojas no se marchitan.
¡En todo lo que hace, prospera!
El Señor conoce el camino de los justos,
pero la senda de los malos termina mal"
Salmos 1:1-3, 6

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