EL REFUGIO DEL JUSTO

 Salmos 11

Yo confío en el Señor;
¿Por qué, entonces, me sugieren
que escape a las montañas, como un ave?

2 Ciertamente, los malos preparan su arco
y disponen las flechas sobre la cuerda
para atacar desde las sombras a los justos.
3 ¿Pero qué puede hacer el hombre honrado
cuando son socavados los cimientos?

4 El Señor está en su santo templo;
el Señor tiene su trono en el cielo;
él ve y examina a todos los seres humanos.

5 El Señor pone a prueba al hombre honrado,
pero repudia al injusto y al violento;
6 acarrea calamidades sobre el malvado,
y le lanza fuego, azufre y un viento calcinante.

7 El Señor es justo, y ama la justicia;
el hombre honrado contemplará su rostro.

Este Salmo se desarrolla en la época en la que el Rey David huía de su hijo Absalón. David está en peligro, y consejeros tímidos y cobardes, le aconsejan de que busque refugio huyendo. Pero él, lleno de una fe inconmovible en Dios, rechaza su consejo, confiando en que nuestro Dios, el Rey justo, aun cuando prueba a Sus siervos, no los abandona. 

Todos enfrentamos o enfrentaremos situaciones difíciles. Es en momentos de tribulaciones y pruebas cuando crecemos, maduramos y nos fortalecemos en nuestra fe. Es una oportunidad para permitir que la Palabra de Dios brille en nuestras vidas y aleje los sentimientos de temor, angustia y duda y los reemplace con la paz, serenidad y confianza que solo provienen de nuestro Padre Celestial. 

No podemos vivir corriendo de cada dificultad o adversidad en nuestras vidas, o esperar que Dios nos libre inmediatamente. Nuestro Dios utiliza estas adversidades para prepararnos y darnos las herramientas que nos sirvan para enfrentar nuevos retos en nuestro camino en este lado del cielo.

Como David, debemos mantenernos fieles y enfocados en Dios durante la adversidad. Recuerda que Dios no desperdicia nada de lo que nos pasa en la vida, al contrario todo lo usa para nuestro bien y para la expansión de Su reino. Estamos creciendo, estamos madurando, estamos siendo preparados para una promoción en nuestras vidas. Nuestro trabajo es mantenernos fieles a Él y luchar la buena batalla.

A veces nos preguntamos, ¿si estoy haciendo lo correcto, por que me sucede esto?; ¿Por que vivimos en un mundo donde los valores se han perdido? … creo que podríamos agregar muchas más dudas y preguntas al respecto, sin embargo lo importante es enfocarnos en lo que el salmista nos recuerda en el versículo 4: 

4 El Señor está en su santo templo;
el Señor tiene su trono en el cielo;
Él ve y examina a todos los seres humanos.

Cuando los principios en los que nos apoyamos son despreciados, tenemos que tornar nuestra mirada y aferrarnos a Dios. Recordemos que tenemos un Dios amoroso, pero que también ama la justicia. No se equivoquen: Dios sabe quiénes le pertenecemos y nos prepara, educa y sostiene para nuestro bien y para Su gloria, sin embargo al malo y al que ama la violencia lo repudia. Dios detesta a los malvados que se aferran a su maldad. 

No es fácil cuando estamos pasando por las pruebas o enfrentando momentos difíciles, injusticias, ataques, etc. Somos seres humanos y débiles, sin embargo, como leemos en 2 Corintios 4:9, podemos “ser derribados, pero no destruidos”. 

Mi más profundo deseo y sincera oración es que cuando enfrentemos esos momentos,
en los que todo parece imposible, recordemos que:

Podemos mirar al cielo, 

Tenemos esperanza, 

Él nos ama y jamás nos abandona.

¡Aleluya!

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