EXAMINEMOS NUESTRA TEMPERATURA


Como hemos comentado, el cristiano en la actualidad ha venido gradualmente sucumbiendo a las presiones sociales las cuales lo han impulsado, quizás por temor al rechazo, a la aceptación de valores empobrecidos que gobiernan la “cultura moderna”.
Hemos abdicado a nuestros valores bíblicos al extremo de que en lugar de que seamos una esperanza o salida para este mundo, quienes nos ven no pueden percibir la diferencia entre nuestra vida y la del no creyente. Me imagino que internamente quienes nos ven estarán preguntándose:

"¿Cuál es el cambio que hizo Jesús en esa vida?" …Y en muchas ocasiones la incongruencia que mostramos entre lo que proclamamos y como vivimos los confunde y finalmente los aleja de Dios.

Aquí tenemos que efectuar un examen de conciencia y preguntarnos:
¿Existe alguna diferencia en como vivo y la manera de vivir de los que llamo no creyentes?...
Leyendo el libro de Apocalipsis encontramos el mensaje de Jesucristo a diferentes iglesias. Específicamente Jesucristo se dirigió a los cristianos en la iglesia de Laodicea - (hoy Turquía) y les dijo:

“Pero como eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.”
Apocalipsis 3:16
La verdad, pienso que esta es la peor condición en que pudiéramos encontrarnos como cristianos. Lamentablemente, en tal condición se encuentra un gran número de cristianos. Dios les señaló a aquellos cristianos, y nos señala ahora, que no estamos comprometidos realmente con la doctrina de Cristo, que vivimos de una manera superficial, y que aún cuando tenemos una presencia física en la iglesia, nuestros corazones y mentes aún se mantienen sujetos a los valores empobrecidos de este mundo.
Ser tibio es simplemente haber recibido a Cristo, y haber caminado en ÉL un tiempo y luego, en algún momento de nuestra vida, perder el rumbo y dejar de adorarlo y glorificarlo con nuestra vidas, aunque continuamos haciendo “buenas obras” y “participando en las actividades de la iglesia” a fin de poder profesar que somos cristianos.
Entre otros, quiero dejarles algunos síntomas que nos ayudarán a detectar si somos o no cristianos de etiqueta:
  • Estoy tan ocupado por hacer obras para Dios que descuido mi relación con ÉL a tal punto que afecto mi vida personal.
  • Deseo que Dios amolde Su mensaje y Su verdad para satisfacer mis necesidades y la de los otros.
  • Pienso que la verdad es relativa, cambia a lo largo del tiempo y es amoldable a la circunstancia.
  • Mi mente y mi vida se rige por la validez que otorga la mayoría del 51%.
  • La prioridad en mi vida está basada en mi tranquilidad personal y abundancia.
Como dije en una pasada entrega, no desmayemos, si tenemos aliento de vida, tenemos esperanza. Sabemos que no hemos llegado a ser lo que somos hoy de la noche a la mañana, quizás necesitemos tiempo para retomar el rumbo.
Podemos caer pero les aseguro que ÉL estará siempre a nuestro lado y dispuesto a tendernos la mano para levantarnos.
Lo crucial en todo esto es tener en cuenta que, si deseamos cambiar, debemos estar dispuestos a mirarnos tal cual somos y comprometernos a conocer a Dios tal como ÉL realmente es.
La jornada no es fácil, pero con Su ayuda y guía podemos lograrlo. Nuestro Dios es amoroso, paciente, misericordioso y sus promesas son sublimes:

“Al que salga vencedor, le concederé el derecho de sentarse a mi lado en mi trono, así como yo he vencido y me he sentado al lado de mi Padre en su trono.
Apocalipsis 3:21

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