DIOS, NUESTRO SEÑOR, ES OMNIPOTENTE, OMNIPRESENTE, REY DE PAZ

¡Qué Salmo de victoria el que estamos revisando juntos!

El Salmo 46 nos muestra que nuestro amado Dios y Señor nuestro, no solo es CAPAZ de ayudarnos, ¡sino que además ESTÁ DISPUESTO a ayudarnos! -“Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia.”

Y vemos que por encima de todo caos topo-geográfico o socio-político-histórico, ÉL es nuestro baluarte, es decir, nuestro apoyo, protección, amparo y defensa…

En ese contexto, hoy centraremos nuestra atención en TRES ATRIBUTOS DE DIOS que se pueden distinguir claramente en el Salmo 46: el PODER de Dios, la PRESENCIA de Dios y LA PAZ de Dios. 

¡Veamos!

EL PODER DE DIOS: Aunque las montañas -símbolo de estabilidad- tiemblen y se muevan deslizándose, DIOS ES NUESTRO REFUGIO Y FORTALEZA… aunque los mares reciban las montañas y las lleven a sus fondos, y hagan ruidos violentos y se encrespen, DIOS ES NUESTRO REFUGIO Y FORTALEZA…¡el TODO PODER (Omnipotencia) de Dios, nuestro Señor, está por encima de todo equilibrio y estabilidad -por permanente que esta parezca, y por encima de todo poder -por difícil de contener que este parezca!

LA PRESENCIA DE DIOS: El Altísimo tiene Su morada santa en la ciudad de Dios, y por extensión, en los corazones de Sus hijos adoptivos. ¡ÉL ESTÁ ALLÍ! La presencia de Dios (Omnipresencia) en el medio de nosotros es garantía de que aunque las naciones y los reinos bramen y se tambaleen, Dios nos consuela y nos ayuda ‘al romper el alba’, es decir, bien temprano cada día, ¡como sus misericordias, que son nuevas cada mañana!

LA PAZ DE DIOS: Así como con Su voz, Dios creó todo lo visible y lo invisible a partir de nada, con Su voz puede derretir la tierra, asolarla, hacer cesar las guerras en todo lugar, quebrar arcos y flechas, quemar en el fuego carros de guerra ¡y establecer Su reino de paz!

¿Te das cuenta? ¡Es el Señor de los ejércitos, omnipotente, omnipresente y rey de paz, quien está con nosotros y es nuestro baluarte!

«Quédense quietos, reconozcan que yo soy Dios. 

¡Yo seré exaltado entre las naciones! 

¡Yo seré enaltecido en la tierra!»


¡Aleluya!

Comentarios