¿DE DÓNDE VENDRÁ MI AYUDA?... (I)


La Biblia nos revela a un Dios Todopoderoso y Soberano que, sin embargo, siempre se preocupa por nosotros y nos cuida y protege en todo momento.

Veamos el Salmo 121, que forma parte de un conjunto conocido como "salmos de ascensión" porque muy probablemente se entonaban cuando los peregrinos ascendían a Jerusalén para asistir a las grandes fiestas religiosas. Este peregrinar se daba por caminos peligrosos y el Salmo 121 nos recuerda la majestad del Dios que se preocupa por nosotros, que Dios es verdaderamente nuestro fiel y constante refugio y que siempre podemos descansar en ÉL

En los primeros dos versículos, el salmo establece el contexto y la respuesta a la fuente de nuestra confianza y en los siguientes versículos aplica esta verdad a nuestras diferentes circunstancias.

¡Busca tu Biblia y lee el Salmo 121!

Iniciaremos un vistazo general versículo por versículo.

Salmo 121

Cántico de los peregrinos.

A las montañas levanto mis ojos;
¿de dónde ha de venir mi ayuda?
2 Mi ayuda proviene del Señor,
    creador del cielo y de la tierra.

3 No permitirá que tu pie resbale;
    jamás duerme el que te cuida.
4 Jamás duerme ni se adormece
    el que cuida de Israel.

5 El Señor es quien te cuida,
    el Señor es tu sombra protectora.
6 De día el sol no te hará daño,
    ni la luna de noche.

7 El Señor te protegerá;
    de todo mal protegerá tu vida.
8 El Señor te cuidará en el hogar y en el camino,
    desde ahora y para siempre.

”A las montañas levanto mis ojos; ¿de dónde ha de venir mi ayuda?
Mi ayuda proviene del Señor, creador del cielo y de la tierra."
Salmo 121:1-2

El Salmo 121 comienza con una pregunta muy relevante en el contexto socio cultural del momento, y es que al acercarse a las montañas de Judá, se podían ver en la cima los altares de adoración que los paganos habían construido para sus ídolos. Entonces, al ver a la cima de la montaña, el salmista está muy claro que su ayuda no provendría de allí, sino del Señor Dios, ¡El Creador!

La pregunta clave con la que comienza el Salmo 121, de ascensión, es la siguiente:

”¿DE DÓNDE VENDRÁ MI AYUDA?”...

¿Qué o quién es lo que nos puede dar la tranquilidad y ayuda en tiempos de dificultad? 

La respuesta es clara y contundente:

“MI AYUDA PROVIENE DEL SEÑOR, CREADOR DEL CIELO Y DE LA TIERRA.” 

Dios es la única fuente de protección real porque Él es el creador del universo, el soberano, el todopoderoso, que todo lo sabe y está en todas partes. Dios siempre tiene el control de toda su creación. No hay nadie más en quien confiar.

Dice la Palabra en Jeremías 3:23
"Las colinas y el bullicio de los montes no son más que vanidad. La salvación de Israel radica en ti, Señor y Dios nuestro." Jeremías 3:23

Continuemos meditando el Salmo 121, esta vez centrando nuestra atención en los versículos 3 y 4:

"(Dios) No permitirá que tu pie resbale; no se adormecerá el que te guarda. 
He aquí, no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel." 
Salmo 121:3-4

Esta afirmación nos asegura que Dios mismo no permitirá que tambaleemos al punto de caer, y, por si fuera poco, que durante nuestro peregrinar, podemos descansar sabiendo que Dios permanece despierto, ¡protegiéndonos! 

"Porque el Señor estará siempre a tu lado y te librará de caer en la trampa (o de que tu pie sea atrapado)" Proverbios 3:26

"El Señor afirma los pasos del hombre cuando le agrada su modo de vivir; podrá tropezar, pero no caerá, porque el Señor lo sostiene de la mano." Salmo 37:23-24


Veamos los versículos 5 y 6 del Salmo 121:

"El Señor es quien te cuida, el Señor es tu sombra protectora.
De día el sol no te hará daño, ni la luna de noche."

¡Qué hermosa certeza la del viajero peregrino que entonaba este Salmo! de día y de noche, al atravesar montañas y campos bajo el sol abrasador, o al establecer su campamento para descansar en la noche, su seguridad dependía completamente de Dios ¡el amoroso y todopoderoso Señor era su guardián y protector!

"No tendrán hambre ni sed, no los abatirá el sol ni el calor, porque los guiará quien les tiene compasión, y los conducirá junto a manantiales de agua." Isaías 49:10

Le pido a Dios que guardes esta certeza en tu corazón.

Continuaremos en una próxima entrega...

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