DEJEMOS DE VIVIR EN REBELDIA


"No me gusta que me digan lo que debo hacer. 
Los demás tendrán que adaptarse a mi"

Muchos de nosotros soñamos con estar en una posición en la que podamos mandar, estar a nuestro propio ritmo, independientes y, por supuesto, ser nuestros propios jefes. En sí esto no es malo, siempre y cuando no venga de una actitud rebelde. Quiero aclarar que no estoy menospreciando a personas que han logrado grandes cosas. Si el Señor les ha dado una gran visión ¡vayan tras ella!

Lamentablemente somos propensos a ser rebeldes y adoptar actitudes infantiles: " Nadie va a decirnos qué hacer... ni siquiera Dios. Lo más triste del caso es que excusamos nuestra rebelión diciéndonos: "Dios me hizo así" o "No puedo cambiar mi forma de ser" - Todos tendrán que acostumbrase a mí.

Trataré de mostrarles hasta donde nos puede llevar este espíritu rebelde. Esto es importante conocerlo porque si estamos en rebeldía en contra de Dios, nada más funcionará en nuestra vida cristiana. Para ilustrarles este punto tomaré el ejemplo de un profeta terco y rebelde que tuvo que lidiar con Dios, su nombre: Jonás. Esta historia tiene mucho que enseñarnos en cuanto a cómo dejar de vivir desafiantes.

"La palabra del Señor vino a Jonás hijo de Amitay, y le dijo: "Levántate y ve a la gran ciudad de Nínive, y predica contra ella, porque hasta mí ha llegado la maldad de sus habitantes."... Y Jonás se levantó para irse a Tarsis y huir de la presencia del Señor. Descendió a Jope, y halló una nave que partía para Tarsis. Entonces pagó su pasaje y, para alejarse de la presencia del Señor, subió a bordo, dispuesto a irse con ellos a Tarsis". 
Jonás 1:1-3

Como pudieron darse cuenta, se ve claramente una diferencia entre lo que Dios le dijo al profeta que hiciera y lo que este finalmente hizo. (Dios le dice, ve a Nínive - 900 km al Este de donde Jonás estaba... y Jonás fue a Tarsis - 4000 km en el sentido opuesto)

Comencemos por aclarar que Jonás era un profeta en Israel durante un tiempo en el que la nación estaba en rebelión en contra de Dios. Oseas y Amós eran también profetas en esa época y estaban igualmente predicando el arrepentimiento para evitar la ira de Dios. A diferencia de estos últimos, Jonás fue enviado por Dios a predicar en Nínive, una nación enemiga y odiada por Israel. Los ninivitas eran famosos por su crueldad y su experticia en infligir dolor, eran temidos y odiados, especialmente por los israelitas. Esto pudiera justificar la reacción de Jonás al escuchar el llamado de Dios a predicar en Nínive y la razón por la cual decidió "huir de Dios" hacia Tarsis.

Jonás tenía una disyuntiva, si obedecía a Dios y predicaba en Nínive, este pueblo podría ser salvado de su destrucción y entonces estaría ayudando a un enemigo de Israel; si iba a Nínive y no se arrepentían lo mas seguro era que lo mataran. De cualquier modo, en razonamiento humano, saldría perdiendo. Basado en este análisis, todos concluiríamos como lo hizo Jonás: "No voy a hacerlo" e iríamos en dirección opuesta a donde Dios nos había enviado. Jonás huyo de la presencia de Dios porque no le gustaba SU plan. No tenía ningún sentido según él, sin embargo la lógica humana nunca ha estado a la medida de la voluntad de Dios.

Es muy difícil para nosotros colocarnos en una posición donde somos frágiles o en la que ayudamos a personas que nos han hecho daño ó pueden volverse en nuestra contra. Pero cuando le decimos a Dios: "déjame hacerlo a mi manera", le estamos diciendo" Tú no sabes lo que haces"

Hay un aspecto interesante y una lección en este pasaje: cuando Jonas decidió desobedecer a Dios, él corrió con el costo - "Entonces pagó su pasaje para alejarse de la presencia del Señor" - y es que cuando huimos de la voluntad de Dios, nosotros corremos con los gastos. Quizás muchos de nosotros estemos pagando un alto precio por "nuestro viaje a Tarsis". La buena noticia de obedecerle a Dios es que ÉL siempre provee para que SU propósito se cumpla, la mala noticia de rebelarse es que nosotros corremos con todos los gastos (emocionales, psicológicos, espirituales, físicos, etc.) Desafortunadamente, el resultado de la desobediencia a Dios son cicatrices profundas en nuestras vidas.

"Pero el Señor hizo que en el mar se levantara un fuerte viento, y se desató una tempestad tan grande que parecía que la nave se iba a partir."
Jonás 1:4

Dios le dijo a Jonás, ¿estas huyendo de mí?...Este punto es sumamente interesante ya que si lo analizamos nos daríamos cuenta de algo: Jonás está navegando sobre el mar que Dios hizo, a través del aire que Dios controla.¿Realmente estaba huyendo de Dios? - ¿Realmente podemos huir de Dios?

Así que Dios envió una tormenta que no solo afectó a Jonás sino al resto de quienes estaban con él en ese barco. Lamentablemente la rebelión nos afecta primeramente a nosotros, pero también afecta a quienes están a nuestro alrededor. Para ilustrar un poco este aspecto, déjenme decirles que el barco donde se montó Jonás era de carga y debido a la tormenta los marineros tuvieron que lanzar su carga por la borda, perdiendo la posibilidad de su venta en Tarsis y por ende llevar el sustento de sus familias. Esto nos debería hacer reflexionar en relación con nuestra actitud y el impacto en quienes nos rodean.

Lo peor de todo es que, como Jonás, podemos estar tan a gusto en nuestra rebelión que ni siquiera sabemos que Dios nos está buscando o que estamos en medio de una tormenta junto con otros. En este caso, un pecador tuvo que decirle a un santo:

Así que el patrón de la nave se le acercó y le dijo:

"¿Qué te pasa, dormilón? ¡Levántate, y clama a tu Dios! Tal vez tenga compasión de nosotros, y no pereceremos."
Jonás 1:6

Esto muestra hasta donde podemos llegar si entramos en rebeldía en contra de Dios. Podemos alejarnos tanto que nos dormimos mientras ÉL nos busca. Podemos llegar a pensar que es normal la tormenta en nuestra vida y que tendremos que aguantarla pues " así es la vida". Pero quizás tal vez Dios haya enviado una tormenta a nuestras vidas para devolvernos a donde ÉL quiere que estemos.

Algo que llama mucho la atención en la historia  es que los marineros eran paganos, sin embargo sabían que algo sobrenatural estaba pasando. Se dieron cuenta que la tormenta se había creado por culpa de Jonás y tenían que hacer algo pronto. Jonás pidió que lo lanzaran al mar. Los marineros, que no eran asesinos, decidieron remar más fuerte hacia la orilla, el único problema es que estaban remando en contra de Dios. Un poco difícil ¿no?. Finalmente decidieron lanzarlo y la tormenta cesó.

"Entonces tomaron a Jonás y lo arrojaron al mar, y la furia del mar se calmó"
Jonás 1:15

Aun cuando sería extraordinario ver una tormenta cesar de esta manera, lo más impresionante de este pasaje ¡es que aquellos marineros paganos reconocieron al Señor!

"Y aquellos hombres sintieron gran temor del Señor, y le ofrecieron un sacrificio y le hicieron votos." Jonás 1:16

Aun cuando Jonás estaba fuera de la voluntad de Dios, ÉL lo usó para llevar estos hombres a la fe. Esto nos recuerda que Dios es soberano, ya sea que nosotros cooperemos o no.

Cabe una pregunta,

¿Has considerado que quizás las circunstancia adversas que estás viviendo pudieran estar relacionadas con una decisión que tomaste cuando Dios te dijo que hicieras algo y decidiste que no?

Este capítulo cierra con el versículo 17:

"Pero el Señor tenía preparado un gran pez, para que se tragara a Jonás; y Jonás estuvo en el vientre del pez tres días y tres noches. " 
Jonás 1:17

Muchos tienen problemas con esta parte de la historia de Jonás. En realidad aquí no es importante el pez, lo más importante es que el animal obedeció a Dios, el mar obedeció a Dios, el viento obedeció a Dios. Sin embargo, aún tenemos problemas con Jonás. 

(Continuaremos en una próxima entrega)

Comentarios