UNA REFLEXIÓN EN NUESTRO DÍA, PADRES - 2019


Nos acercamos a una nueva celebración del Día del Padre.
En esta oportunidad quiero inicialmente agradecer a Dios por SU gran amor, misericordia y fidelidad ya que continúa levantado muchos hombres, padres ejemplares, llenos de SU espíritu, que han entendido realmente el rol que ÉL les ha encomendado en este lado del cielo. Doy gracias a nuestro amado PADRE Celestial pues ha levantado Hombres de SU Reino que, a pesar de haber vivido un pasado difícil, de sus errores, de las presiones sociales y culturales a las cuales se encuentran sometidos diariamente, a pesar de haber caído, han asumido sus caídas con responsabilidad, se han levantado y han seguido adelante. Son hombres con un corazón para el Señor, esposos amorosos, protectores, proveedores, sometidos a la cobertura de Jesucristo y líderes espirituales en sus hogares. Aquellos que entienden con claridad su rol y toman las riendas de sus hogares, como lo expresa nuestro Señor en Deuteronomio 6:5-7
“Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Estas palabras que hoy te mando cumplir estarán en tu corazón, y se las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas cuando estés en tu casa, y cuando vayas por el camino, y cuando te acuestes y cuando te levantes
Me uno en la celebración de aquellos Padres que:
  • Cultivan y cuidan a aquellos bajo su área de influencia.
  • Son responsables delante de Dios de sustentar, proveer y satisfacer todas las necesidades de la familia en general y de cada integrante en particular.
  • Resguardan a sus familias de influencias dañinas y saben marcar pautas que eviten sufrimientos innecesarios en el futuro.
  • Bajo la guía de Dios, saben establecer la dirección y el rumbo con un amor genuino nacido de un corazón que de verdad conoce a Dios.
¿Estás haciendo esto en tu familia?... si es así,
continúa creciendo bajo Su guía y bendiciendo a quienes EL Señor a puesto a tu cuidado

¡Feliz Dia del Padre!

Pero la moneda de la celebración del Dia del Padre tiene otra cara: en nuestra época aún existen muchos hombres que no comprenden lo que significa estar bajo la cobertura y alineados con Dios, y peor aún exigen a sus esposas, hijos, amigos que se alineen bajo ellos o sigan su "liderazgo". Tienen un concepto distorsionado de la “hombría” y más aún, justifican y excusan sus comportamientos, acciones y modo de vida porque: “tuve un padre maltratador”, “mi vida fue muy dura”, “fui llevado a las drogas/alcohol”, “perdí mis padres muy joven”,… aquí se pueden incluir muchas circunstancias a esta interminable lista.

La verdad, aunque parezca muy dura, es que Dios no quiere más excusas de nuestros errores como padres. Eso significa que no podemos continuar escondiéndonos en nuestro pasado. No podemos, ni debemos dejar que el ayer defina nuestro presente ni el de aquellos que están bajo nuestro cuidado y protección. Dios se opone a que usemos situaciones que nos afectaron negativamente como una excusa de nuestras fallas personales. Todos, de una u otra manera, nos hemos enfrentado a situaciones y experiencia difíciles en el pasado. En la Biblia podemos encontrar muchos ejemplos, sin embargo, me referiré solo a José, hijo de Jacob, un joven de 17 años a quien sus hermanos conspiraron para matarlo y fue vendido como esclavo, acusado injustamente, olvidado por muchos años en la cárcel. Lo remarcable de su historia relatada en los capítulos 37 al 50 del libro de Génesis, es que durante todo ese tiempo en el que José sufrió tanto, siempre encontramos esta frase: “El Señor estaba con José”.

Definitivamente, no es fácil a veces entender lo que sufrimos, y más difícil aún el no convertirnos en verdugos para otros, alimentados por la amargura y las ataduras a nuestros errores o vivencias pasadas. José, ese joven de 17 años, pudo sobreponerse a 13 largos años de situaciones adversas, injusticias, pérdidas y olvido. Como un verdadero Hombre del Reino, se negó a ser esclavo de su pasado, desistió de buscar venganza y sobre todo siempre se mantuvo fiel a DIOS. Él pudo ver con claridad como nuestro Padre Celestial es capaz de utilizar el mal fraguado contra nosotros para bien, convertir la maldición en bendición, transformar las aguas amargas en dulces, cambiar nuestras penas en alegría. De Su mano, en todas las circunstancias, somos fortalecidos y bendecidos para nuestro beneficio y el de otros. (Génesis 50:20):

“Ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios cambió todo para bien, 
para hacer lo que hoy vemos, que es darle vida a mucha gente”
Génesis 50:20
Como hombres podemos,
  • Extender el mal recibido y repetir nuestro sufrimiento en otros.
  • Reflejar en nuestro comportamiento las circunstancias negativas del pasado.
  • No desarrollar nuestro potencial como hombres del Reino de Dios, por un pecado que nos mantiene encadenados.
  • Continuar justificándonos con excusas, o
Actuar como lo hizo José, quien abrazó su pasado y reconoció que Dios lo había usado para mejorar su presente y darle un futuro fructífero a él y a quienes puso bajo su cuidado y protección.

En resumen:
  • Dios no quiere escuchar excusas por nuestras fallas como padres. ÉL quiere que asumamos nuestra responsabilidad.
  • No podemos continuar encadenados a nuestro pasado, ni dejar que este defina nuestro presente y futuro.
  • Si nosotros se lo permitimos, Dios puede transformar nuestro pasado en un futuro maravilloso.
  • Perdonar no significa olvidar lo sucedido, significa que ya no buscas venganza por lo sucedido y eres libre para convertirte en lo que realmente el Señor quiere que seas.
  • Dios puede utilizar la adversidad del pasado para convertirla en un milagro del mañana. ÉL puede transformar tu pasado y convertirlo en alegría y bendición para ti y quienes te rodean.
Si te estás preguntado "por dónde comienzo el cambio", te diré que es muy sencillo:

Si ya conoces al Señor, asume tu responsabilidad, deja de esconderte y excusarte por tu pasado, busca al Señor con un corazón humilde y sincero. Perdona y libérate de tu pasado, si es un pecado que te impide seguir adelante, confiésalo a tu Padre Celestial, arrepiéntete y sigue adelante. Él te guiará con SU Palabra y Espíritu.

Si aún no lo conoces, búscalo con un corazón sincero y humilde. Él está siempre con los brazos abiertos. 

Permíteme presentarte una excelente noticia: Dios te ama (Juan 3:16), todos somos pecadores (Salmos 14:3), Jesús murió por nuestros pecados (Efesios 5:2) y por nuestra fe en Jesús somos salvos (Efesios 2:8).

Poner tu fe y confianza en Cristo es una actitud de corazón y un acto de voluntad. Depositas tu fe en Cristo al tomar la decisión de confiar en ÉL para que perdone tus pecados y para que te de la vida eterna. Esto lo puedes hacer hablando con Dios a través de la oración (ya sea en voz alta o en silencio)

Enseguida te presento un ejemplo de oración, sin embargo, puedes hablar con ÉL con tus propias palabras, reconociendo tu condición y tu necesidad de ÉL. Estoy seguro de que ÉL atenderá tu clamor:

“Señor Jesús, te quiero conocer personalmente.
Te pido perdón por conducirme a mi manera. Te pido que perdones mis pecados.
Gracias por morir en la cruz y pagar la condena de mis pecados.
Quiero entregarte mi vida, alejarme de mis viejas costumbres y seguirte como mi Salvador y Señor. Gracias por perdonar mis pecados y darme vida eterna.
Hazme la clase de persona que TU quieres que yo sea.”

Te aseguro que esta será la mejor decisión que hayas tomado en tu vida.

¡LEVÁNTATE Y SIGUE ADELANTE!


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