¡OREN SIN CESAR!


Orar es crucial, no solo es un privilegio que Dios nos ha concedido, sino también un mandato de Diosnuestras oraciones se comparan con el incienso que se ofrece a Dios, un aroma que no es para perfumarnos, que no es para nosotros mismos ni para quienes nos rodean, sino para el mismísimo Dios … ¡y son preciosas para Él!

Mira lo que dice Apocalipsis al respecto:
En el capítulo 5 de Apocalipsis, después de que Jesús le ha dado a Juan Su mensaje para las siete iglesias del Asia Menor y Juan ha tenido una visión espectacular acerca del cielo, vemos que hay un rollo escrito por ambos lados y sellado con siete sellos en la mano derecha de Dios y una gran expectativa porque no había nadie ni en el cielo, ni en la tierra, ni debajo de la tierra, digno de tomarlo y abrirlo… Es entonces cuando uno de los 24 ancianos que permanecen frente al Trono de Dios en el cielo, le dice a Juan que ‘el León de la Tribu de Judá, raíz de David, es el único digno de tomar el rollo de la mano de Dios y abrirlo’ … entonces, en medio del Trono y los 4 seres vivientes y los 24 ancianos, aparece el Cordero ‘como inmolado’ - ¡Jesucristo!  quien toma el rollo de la mano derecha de Dios, … ¡en ese momento se produce una gran algarabía en el cielo!

- ¡Es Jesucristo el único digno de tomar el rollo y abrir sus siete sellos!

Con la apertura de cada sello, se desencadena un evento especial, y con el séptimo de ellos, se inicia el proceso de las siete trompetas y las siete copas de la ira de Dios que muchos conocen como el periodo de gran tribulación en la tierra que precede la Nueva Jerusalén, las Bodas del Cordero y el inicio de nuestra eternidad junto a Dios…

Pues es en este panorama, en el cual se encuadra el versículo bíblico que quiero mostrarte, para que veas cuán preciosas son tus oraciones y las mías para nuestro amado Padre Celestial y Eterno:

“Vi entonces que el que estaba sentado en el trono tenía en la mano derecha un libro, el cual estaba escrito por dentro y por fuera. El libro estaba sellado con siete sellos. Vi también a un ángel poderoso, que a gran voz proclamaba: «¿Quién es digno de abrir el libro y de quitarle los sellos?» Pero no había nadie en el cielo, ni en la tierra ni debajo de la tierra, que pudiera abrir el libro, y ni siquiera mirarlo. Yo lloraba mucho al ver que no había nadie digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo. Y uno de los ancianos me dijo: «No llores, pues el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido y puede abrir el libro y quitarle sus siete sellos.» En ese momento vi un Cordero en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos. Estaba de pie, y parecía haber sido inmolado. Tenía siete cuernos, y siete ojos, que son los siete espíritus que Dios ha enviado por toda la tierra. El Cordero se acercó al que estaba sentado en el trono, y de su mano derecha tomó el libro. Tan pronto como lo tomó, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se arrodillaron ante el Cordero. Todos llevaban arpas, y también copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos,” 
Apocalipsis 5:1-8

¿Viste donde están nuestras oraciones?
¡En copas de oro, en las manos de los cuatros seres vivientes y los veinticuatro ancianos que están permanentemente delante del trono de Dios, adorándolo!

¿Viste cómo las describen?
¡Como incienso! ¡Aroma que se ofrece para agradar a Dios!
¿Te das cuenta?

Solo quiero aclararte algo... Cuando el Cordero toma el rollo (o libro) con los siete sellos y hay algarabía en el Cielo, nos damos cuenta que las oraciones de los santos están en copas de oro delante del trono de Dios... 
¿Y quiénes son los santos?
El término “santo” significa apartado para Dios, y esa es la forma común como se refieren a los creyentes en Dios en La Biblia.
¡Nosotros, los creyentes en Cristo, somos los santos!

Fíjate cómo el Apóstol Pablo se refiere a los creyentes en muchas de sus cartas: 
  1. Les escribo a todos ustedes, los amados de Dios que están en Roma, que han sido llamados a ser santos. Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les concedan gracia y paz.” Romanos 1:7
  2. "Pablo, llamado por la voluntad de Dios a ser apóstol de Cristo Jesús, y nuestro hermano Sóstenes, a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los que han sido santificados en Cristo Jesús y llamados a ser su santo pueblo, junto con todos los que en todas partes invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y de nosotros:” 1 Corintios 1:1-2
  3.  “Pablo, apóstol de Cristo Jesús por la voluntad de Dios, y Timoteo nuestro hermano, a la iglesia de Dios que está en Corinto y a todos los santos en toda la región de Acaya:” 2 Corintios 1:1
  4. “Pablo, apóstol de Cristo Jesús por la voluntad de Dios, a los santos y fieles en Cristo Jesús que están en Éfeso:” Efesios 1:1
  5.  “Pablo y Timoteo, siervos de Cristo Jesús, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, junto con los obispos y diáconos:” Filipenses 1:1
  6. “Pablo, apóstol de Cristo Jesús por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo, a los santos y fieles hermanos en Cristo que están en Colosas: Que Dios nuestro Padre les conceda gracia y paz.” Colosenses 1:1-2 
El Apóstol Pedro, dice lo siguiente para referirse a los creyentes:
  • “Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable.”1 Pedro 2:9
Incluso en el libro de Daniel, del Viejo Testamento, cuando él tiene la visión sobre las cuatro criaturas -que serían cuatro imperios- uno de los que estaban allí dice lo siguiente: 
  • “Las cuatro grandes bestias son cuatro reinos que se levantarán en la tierra, pero los santos del Altísimo recibirán el reino, y será suyo para siempre, ¡para siempre jamás!” Daniel 7:17-18
Es muy conmovedor saber que nuestras oraciones sean tan preciosas para nuestro amado Padre Celestial al punto de mantenerlas en copas de oro frente a su trono...

Ya sabemos que orar es un privilegio, un deber y además que agradan a Dios… pero…
¿Qué es exactamente orar?


Para algunos es muy parecido a recitar palabras ya preestablecidas, otros lo asocian con un lugar o un día específico, o con una posición del cuerpo, para otros se circunscribe a peticiones y para algunos ‘más entendidos’ también incluye agradecimiento, para algunos es parte importante de un ritual, y especialmente importante en momentos difíciles, otros creen que se trata solamente de abrir nuestro corazón ante Dios sin ningún orden o reverencia ninguna,… hay quienes creen que es dirigirse a una divinidad o persona sagrada, usualmente para pedirle algo… lo cierto es que, siendo algo tan fundamental y relevante, es importante que tengamos claro QUÉ ES ORAR, sobre todo porque el mismo Dios nos dice, a través del apóstol Pablo, “Oren sin cesar” - 1 Tesalonicenses 5:17

En Lucas 11, se nos relata una ocasión en la que los discípulos le preguntaron a Jesús cómo orar, y Jesús les contestó: 
  • «Cuando ustedes oren, digan: “Padre, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben. Y no nos metas en tentación.”»” - Lucas 11:1-4
También Mateo nos relata este modelo de oración que nos dio Jesús, y que conocemos como ”El Padre Nuestro”, en el marco de las enseñanzas de Jesús a sus discípulos denominadas Las Bienaventuranzas, y lo hace de una manera más amplia que Lucas, incluyendo el contraste de la oración del hipócrita y del pagano, con la oración que agrada a Dios:
  •  "Cuando ores, no seas como los hipócritas, porque a ellos les encanta orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para que la gente los vea; de cierto les digo que con eso ya se han ganado su recompensa. Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y con la puerta cerrada ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. Cuando ustedes oren, no sean repetitivos, como los paganos, que piensan que por hablar mucho serán escuchados. No sean como ellos, porque su Padre ya sabe de lo que ustedes tienen necesidad, antes de que ustedes le pidan. Por eso, ustedes deben orar así: “Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. No nos metas en tentación, sino líbranos del mal.” Porque tuyo es el reino, el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.” Mateo 6:5-13
El Apóstol Juan, en su recuento del evangelio, nos relata un momento cumbre en la vida de oración de Jesús - justo después de que les dijera a sus discípulos “dentro de poco ya no me verán”, ... “un poco después volverán a verme”, ... “porque voy al Padre”, ...  “En aquel día… todo lo que pidan al Padre, en mi nombre, él se lo concederá.” “En aquel día ustedes pedirán en mi nombre; y no les digo que yo rogaré al Padre por ustedes, pues el Padre mismo los ama, porque ustedes me han amado y han creído que yo salí de Dios.” (Juan 16: 17, 23, 26-27).

Me refiero al momento en el que Jesús ora por sí mismo, por sus discípulos y por todos los creyentes. Estas hermosas oraciones abarcan todo el capítulo 17 del Evangelio según Juan. Te recomiendo que vayas a tu Biblia y lo leas… ¡deléitate con el corazón de Jesús!

Observa cómo se refiere a Dios: Padre, Dios verdadero, Glorioso, Padre Santo, Padre Justo… observa también lo que Jesús pide por sí mismo: glorifícate, glorifícame en Tu presencia; por sus discípulos: ruego por los tuyos - que son los que recibieron tu palabra y la creyeron, protégelos con el poder de Tu nombre, protégelos del maligno, santifícalos en Tu Palabra; y por todos los creyentes (¡esto nos incluye a ti y a mi!): que todos sean uno en perfección, que estén en nosotros (Dios Padre e Hijo) para que el mundo crea, que estén conmigo (Jesús) donde Yo estoy, que vean Mi (Jesús) gloria, que el amor con el que Me has amado esté en ellos y Yo mismo (Jesús) esté en ellos.

Podemos pedir al Padre directamente, porque hemos amado a Jesús y hemos creído que él viene de Dios, en el nombre de Jesús, para la gloria del Padre...

De acuerdo con lo que el propio Jesús nos ha enseñado sobre las oraciones en los versículos que hemos revisado, podemos concluir que:
  • orar es un privilegio y un deber de nosotros, los hijos de Dios,
  • a Dios le agradan nuestras oraciones,
  • la oración es una relación de amor con Dios, producto de nuestra relación salvadora con Jesucristo,
  • orar es entrar en la presencia del Padre,
  • no debemos orar como los hipócritas (con despliegue, llamando la atención sobre nosotros) ni como los paganos (repetitivos, con muchas palabras),
  • nuestras oraciones deben dirigirse al Padre, exaltándolo,
  • hay oraciones de petición, ya sea por nosotros mismos o por otros,
  • también hay oraciones de respuesta: en nuestra oración - al entrar en la presencia de Dios, “respondemos” a Su santidad y atributos con alabanza, adoración y arrepentimiento,
  • nuestras peticiones deben reflejar nuestro anhelo de que Dios sea glorificado y otros crean.
  • podemos pedir al Padre directamente, porque hemos amado a Jesús y hemos creído que él viene de Dios,
  • oramos pidiendo en el nombre de Jesús, para la gloria del Padre.
Aunque este no es un estudio exhaustivo sobre la oración, con seguridad hemos repasado algunos aspectos claves que nos deben llevar a revisar nuestra vida de oración para enriquecerla.

¡Oren sin cesar…!

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