ALINEÉMOS NUESTRA VIDA


En las próximas semanas estaremos tocando un tema que debemos tener muy claro como hombres del Reino, y es lo que significa e implica ser cabeza de nuestro hogar. Sin embargo, antes de profundizar en el asunto, es necesario definir la hombría y como esta debe estar alineada con los principios bíblicos.

La Real Academia Española define la hombría de la siguiente manera:
1. f. Cualidad de hombre.
2. f. Cualidad buena y destacada de hombre, especialmente la entereza o el valor.

En el Gran Diccionario de la Lengua Española - 2016 Larousse:
1. s. f. Condición de hombre.
2. Entereza, valor y otras cualidades de un hombre que lo hacen merecedor de respeto y estimación.


De acuerdo con lo que establece Dios en su Palabra, esta definición es mucho más extensa. De hecho, la Palabra nos dice que fuimos creados a Su imagen y semejanza. Entonces nuestra hombría debe reflejar Su carácter e impulsarnos a obedecerlo, como prioridad en nuestra vida.

La realidad actual es que muchos hombres han crecido con una falsa imagen de hombría. De allí que encontramos “hombres” que piensan que la hombría se mide por su capacidad de forzar física y/o emocionalmente a los demás a cumplir sus exigencias. Otros, miden su “hombría” por la cantidad de mujeres que pueden conquistar. Muchos la definen por la cantidad de tiempo que invierten en su profesión y/o por la cantidad de dinero que perciben. Algunos “hombres” irresponsables se niegan a proveer para el bienestar de las personas bajo su cuidado. Y no podemos olvidar al “hombre” que vive para su propio placer a expensas de los que los rodean. En general, hombres que no quieren aceptar el rol de liderazgo que Dios le asignó. La lista pudiera continuar…

Si nosotros como hombres pudiéramos comprender y valorar no solo todo lo que Dios ha predestinado para nosotros, sino también todo lo que ha puesto a nuestra disposición, mejoraríamos nuestras vidas y la de nuestras familias, causando un impacto en nuestra sociedad y en el mundo entero. Desafortunadamente muchos hombres no lo saben, o no lo entienden, o han renunciado a esa hombría simplemente porque rehúsan vivir según la perspectiva teológica de lo que significa ser un hombre del Reino de Dios.

Solo cuando el hombre actúa como Hombre del  Reino  de  Dios, según  la  Biblia, experimentará  la plenitud  de su  destino.  Cuando no lo hace, las consecuencias  se  reflejan directamente en su propia vida y la de aquellos bajo su influencia y cuidado.

Voy a intentar ilustrar este aspecto con un ejemplo. A muchos de nosotros, en algún momento, nos ha tocado llevar nuestro auto a un taller para alinearlo.  “Alinear el auto”, es simplemente hacerle un ajuste importante al sistema de suspensión (de acuerdo con las especificaciones del fabricante). Esto impacta significativamente la operación del vehículo.

Una correcta alineación logrará que el vehículo se desplace suavemente, mantenga el agarre apropiado en la carretera, buena estabilidad en línea recta o en curva y que las llantas (cauchos) no se desgasten y tengan la máxima duración. Al final esto generará tranquilidad, seguridad y protección para el conductor y sus pasajeros. En general, las ruedas son alineadas con respecto a una línea de referencia.
Para nosotros, los cristianos, 
nuestra línea de referencia es: 
Jesucristo.
Muchos cristianos, hombres del Reino de Dios, en algún momento de nuestras vidas hemos estado "desalineados". En ocasiones hemos llevado nuestro “auto” al taller para servicio de rutina y el mecánico nos dice que los neumáticos están desgastándose desigualmente y nuestra solución es cambiarlos y no resolver la causa real, el “alineamiento del  carro”.

Lamentablemente esto ha causado que actualmente encontramos muchas vidas desgastadas:
  • Mujeres desgastadas por maltrato o abandono, 
  • Niños desgastados por falta de atención, o simplemente no amados, 
  • Desgaste en comunidades, en nuestros países y a nivel mundial.
La única verdad es que no podremos resolver ninguno de estos problemas sin enfocarnos en la causa. Si lo único que hacemos es reemplazar a una esposa por otra, una profesión por otra, un sistema educativo o de salud o un gobierno por otro nuevo, una iglesia por otra, o abandonar a nuestros hijos a esas "niñeras sustitutas" (computadoras, juegos, TV, círculos sociales o a la escuela) terminaremos exactamente con los mismos problemas.

Aunque suene fuerte y no queramos admitirlo, tenemos un problema de hombres. Por muy duro que nos suene, se reduce a nosotros, ¡a ti y a mí!

Si no nos alineamos con respecto a lo que establece Dios para la hombría del Reino, no solo nos hacemos daño, sino también perjudicamos a todos los que están a nuestro alrededor. Hasta que este alineamiento no se materialice seguiremos viendo familias, sociedades, iglesias, comunidades, países y el mundo desgastado.

Como hombres, responsables y líderes espirituales de nuestros hogares, debemos buscar urgentemente alinear nuestras vidas de acuerdo con las especificaciones prescritas por el fabricante (NUESTRO CREADOR). Alimentémonos de SU Palabra, busquemos conocerlo y pidámosle Guía y Sabiduría que solo proviene de ÉL.

Al seguir en nuestra vida los principios y enseñanzas bíblicas, seremos verdaderos hombres, líderes en nuestro hogar, y nos ganaremos el respeto y apoyo de nuestra familia o aquellos bajo nuestro cuidado y guía.

¡Búscalo!

Si estás respirando...

aún hay tiempo…

“Porque el Señor dá la sabiduría; 
conocimiento y ciencia brotan de sus labios”
Proverbios 2:6

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