SANANDO A TRAVÉS DEL PERDÓN


En múltiples ocasiones hemos escuchado expresiones bíblicas que nos impulsan como cristianos a buscar el perdón entre nosotros: Debemos perdonar, «Como Dios también nos perdonó en Cristo» y «de la manera que Cristo nos perdonó.»

Pero...¿De qué manera nos perdonó Dios en Cristo?:

Nuestro Señor nos perdonó cuando fuimos a Él 
le confesamos (pedimos perdón por) nuestros pecados, 
demostrando un sincero arrepentimiento. 

El regalo de Salvación y Gracia, a través de la cruz, es recibido cuando confesamos nuestros pecados, con un corazón arrepentido que nos impulsa a un cambio de rumbo en nuestras vidas. Entonces, si somos coherentes, y seguimos lo que dice la Sagrada Escritura, entenderemos que el proceso del perdón y la reconciliación involucra la acción de dos personas, el ofensor y el ofendido.

Todos necesitamos perdonar o buscar el perdón de alguien a quien hemos ofendido. Si se te hace difícil, ó no sabes por donde empezar, busca un modelo a seguir, y que mejor modelo que Jesucristo. En el Sermón de la montaña (Mateo 5-7), Él toca el tema de la búsqueda del perdón, e inicia en el contexto del OFENSOR en Mateo 5:23-24

Mateo 5:23-24
“Por tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.

En el siglo primero, era costumbre, al momento de orar y rendir culto en el templo, presentar ofrendas para buscar el perdón, dirección, o simplemente conectarse con Dios. El versículo presenta una escena en donde una persona, en sincera oración, recuerda que hizo daño a alguien. Los detalles no son mencionados, ya que las razones pueden ser innumerables. Esta es la única ocasión en la Biblia, que yo tenga conocimiento, donde se nos dice que paremos de orar e inmediatamente nos ocupemos de resolver algo. Pero es justamente lo que Jesús nos está enseñando. Si vamos a Dios en oración, con un corazón arrepentido y sincero, nos presentamos completamente expuestos, vulnerables, honestos, abiertos, y es en esa actitud que nuestro Señor se conecta con nosotros y nos comunica, de manera directa, cosas extremadamente sensitivas. Si leemos con detenimiento, notaremos que en este caso, el versículo se está refiriendo al ofensor.

Entonces... ¿Qué nos dice Jesús que debemos hacer si hemos ofendido a alguien?

Las instrucciones del Señor y su secuencia son bien claras. Veamos:
  1. "Deja tu ofrenda allí delante del altar". La oración fue interrumpida y el Señor espera obediencia inmediata.
  2. "Ve primero y reconcíliate con tu hermano". Veamos el orden de importancia, primero reconcíliate con tu hermano, luego...
  3. "Vuelve y presenta tu ofrenda".
En otras palabras cuatro (04) acciones bien definidas:
  1. PARA
  2. VE
  3. RECONCILIATE
  4. VUELVE
Si en oración sientes la  convicción que te estoy describiendo, para de orar, no ignores tu malestar, no silencies las voces que te dicen que no hiciste lo correcto, que has ofendido o herido a alguien. La palabra clave en el versículo es "se reconciliado" la raíz griega significa "cambiar, alterar algo". Es actuar e iniciar un proceso de cambio en una relación, para que haya sanación. Es hacer lo correcto y tratar de disipar la hostilidad. 

La reconciliación tiene cualidades de sanación, pero estas no son experimentadas a menos que el ofensor haga lo correcto. Lo ideal cuando somos el ofensor, es que busquemos un encuentro personal con la persona ofendida, en una actitud de sincero arrepentimiento, sin buscar excusas de nuestras acciones, sin buscar culpar a otros por nuestras responsabilidades, sin buscar minimizar o exagerar el daño causado, sin tratar de buscar errores cometidos por el ofendido, simplemente responsabilizarnos por nuestros actos.Tenemos que estar sumamente claros, de acuerdo con  lo que nos enseña Jesús en este versículo, que la búsqueda del perdón es nuestra responsabilidad como ofensores, no la del ofendido. No nos preocupemos por la reacción del ofendido, dejémoslo en las manos de Dios. En ocasiones ni siquiera pudiéramos experimentar una reconciliación inmediata. Lo importante es que obedecimos inmediatamente, hicimos lo correcto, y la respuesta del ofendido se la dejamos en las manos del Señor.

En esta parte es importante puntualizar dos importantes principios para recordar:
  1. Dios es honrado por la obediencia inmediata.
  2. Otros serán sanados por una confesión y una actitud de arrepentimiento sincera. 
Quisiera detenerme para decirles que este proceso no es fácil, sin embargo es lo correcto y lo que agrada a Dios. Si vemos en el versículo, la palabra fácil no aparece por ningún lado. No es fácil, pero trae muchos beneficios, tanto para el ofensor como para el ofendido.

Ahora revisemos la otra cara de la moneda en Mateo 18, en donde Jesucristo nos presenta el rol del OFENDIDO:

Mateo 18:21
Entonces acercándose Pedro, preguntó a Jesús: “Señor, ¿cuántas veces pecará mi hermano contra mí que yo haya de perdonarlo? ¿Hasta siete veces?”

En este caso, Pedro habla del ofendido y le pregunta al Señor, hasta cuantas veces podemos perdonar. Pedro pensó que era muy generoso al proponer hasta siete veces, ya que en la época los rabinos enseñaban que se podía perdonar solo hasta tres veces. La respuesta de Jesús, como siempre, fue sorprendente:

"Jesús le contestó: “No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.

Esto no quiere decir que después de 490 veces, ya dejas de perdonar. Jesús nos enseña, cuando dice "setenta veces siete" que perdonemos tantas veces que no recordemos la primera vez que lo hicimos. Perdonar no tiene límite, la expresión de Jesús es un coloquialismo para decir, no pares de hacerlo.

Jesús no solo se conforma con explicarle a Pedro, sino que afianza su posición con una parábola en Mateo 18:23-30. 

En este relato están presentes tres diferentes personas: El rey, El siervo que debía al rey 10.000 talentos (equivalentes a 10.000.000$) y el consiervo que le debía al siervo solo 100 denarios (aproximadamente 20 $).


Mateo 18:23-27
“Por eso, el reino de los cielos puede compararse a cierto rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. Al comenzar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía 10,000 talentos (216 toneladas de plata). Pero no teniendo él con qué pagar, su señor ordenó que lo vendieran, junto con su mujer e hijos y todo cuanto poseía, y así pagara la deuda. Entonces el siervo cayó postrado ante él, diciendo: ‘Tenga paciencia conmigo y todo se lo pagaré.’ Y el señor de aquel siervo tuvo compasión, lo soltó y le perdonó la deuda.

Fíjense bien en este versículo, esto es Gracia en acción. El siervo ni lo merecía, ni podía hacer nada para pagar su deuda. El Señor solo fue movido por compasión, liberándolo y perdonando su deuda. Lo maravilloso de este relato es que no se asemeja a la reacción humana común. Nosotros generalmente somos rencorosos, hacemos listas del daño recibido, maldecimos al ofensor, le deseamos y hablamos mal de esa persona, etc. La acción del  rey fue asombrosa e impactó notablemente la  vida del  siervo...bueno al parecer solo hasta el día siguiente. Veamos como reaccionó con el consiervo que le debía a él solo 100 denarios (aproximadamente 20$):

Mateo 18:28-30
"Pero al salir aquel siervo, encontró a uno de sus consiervos que le debía 100 denarios (salario de 100 días), y echándole mano, lo ahogaba, diciendo: ‘Paga lo que debes.’ Entonces su consiervo, cayendo a sus pies, le suplicaba: ‘Ten paciencia conmigo y te pagaré.’ Sin embargo, él no quiso, sino que fue y lo echó en la cárcel hasta que pagara lo que debía"

La memoria de este siervo como que fue muy corta, su reacción nada parecida a la del rey. Parece una historia muy común, ¿no?

Mateo 18:31-35
Así que cuando sus consiervos vieron lo que había pasado, se entristecieron mucho, y fueron y contaron a su señor todo lo que había sucedido. Entonces, llamando al siervo, su señor le dijo: ‘Siervo malvado, te perdoné toda aquella deuda porque me suplicaste. ‘¿No deberías tú también haberte compadecido de tu consiervo, así como yo me compadecí de ti?’ Y enfurecido su señor, lo entregó a los verdugos hasta que pagara todo lo que le debía. Así también Mi Padre celestial hará con ustedes, si no perdonan de corazón cada uno a su hermano.”

Entonces, ¿No será muy hipócrita de nuestra parte el no perdonar a alguien que con un corazón arrepentido y con propósito de enmienda, se acerque a nosotros para buscar el perdón y la reconciliación? Rehusar el perdón es hipócrita - la deuda con nuestro Señor es enorme y a través de nuestra confesión y arrepentimiento Él nos perdona. Jesucristo nos hace una advertencia digna de considerar, ¿No creen?: "Así también Mi Padre celestial hará con ustedes, si no perdonan de corazón cada uno a su hermano.”

Es importante acotar, para el caso del ofendido, que se puede perdonar unilateralmente. (Este tema se describe ampliamente en una  pasada entrega titulada:"El perdón y la Restauración"). El perdón y la restauración son dos cosas diferentes: El perdón se basa en la gracia, es instantáneo, es únicamente de tu parte, (puede que el ofensor lo pida o no, incluso que reconozca si lo necesita o no), perdona por tu bien. No necesariamente la relación ni la confianza serán restablecidas inmediatamente, esto toma tiempo, sin embargo tu seras sanado. Para un cristiano el perdón no es opcional.

Si en tu corazón sientes que debes restaurar una relación por un daño cometido, 
pide al Señor que te de valor para ir a buscar el perdón. 

Si por el contrario, alguien te ha herido, 
pide al Señor que te de la gracia para dar el perdón, 
así como Él te lo ha dado.

Comentarios